martes, 2 de julio de 2013

El sacrificio innecesario del Gran Lago Cocibolca

Salvador Montenegro
Publicado en: www.confidencial.com.ni

Lago Cocibolca
"El hombre que de su Patria no exige ni un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no solo ser oído sino creído".  
Augusto C. Sandino 1927.

El contagioso entusiasmo suscitado con la aprobación de la Ley 800 el año pasado y la reciente Ley 840 (Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense Atingente a El Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructuras Asociadas), debe modularse prudentemente ya que arriesgamos precisamente la sostenibilidad de dichos  proyectos, que constituyen nada menos que  la mayor inversión en infraestructura para el desarrollo que nuestro país haya concebido,  y más grave aún, al mismo tiempo la seguridad  de las aguas del Cocibolca para satisfacer la creciente necesidad de agua potable para Nicaragua  (y la posibilidad futura de exportación de excedentes de agua potable a otros países), así como la irrigación de los mejores suelos del país en las planicies de occidente.

Consecuente con el exhorto pronunciado por el Comandante Daniel Ortega Saavedra,  orientando que el diseño del Gran Canal Interoceánico debe ser   “Bien pensado, bien trabajado para no afectar el medio ambiente” (El 19 Digital, 2012.06.15), asumo la responsabilidad a título personal y profesional de advertir a quien tenga oídos para escuchar, sobre el innecesario riesgo que corre Nicaragua de desperdiciar la mejor opción natural con que cuenta para su desarrollo social, económico y ambiental, contenido en las aguas del Gran Lago Cocibolca, y también en las del Río San Juan.

Aunque al presente y futuro inmediato  los resultados de los estudios de factibilidad de la iniciativa, y estimación de los impactos ambientales que podría causar construir parte del cauce del GCI en el lecho del Gran Lago Cocibolca  continúan en la dimensión especulativa, existen  felizmente suficientes elementos y antecedentes para considerar la situación y prever consecuencias a grandes rasgos.  Si bien se  mencionan rutas alternativas  de acceso desde el Caribe, esencialmente se sigue considerando el mismo diseño concebido  hace ciento treinta años por el Almirante E.S.Wheeler,  del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos  y  A.G.Menocal, de la Nicaragua Canal Construction Company,  con el paso de un cauce artificial a través del lecho del Cocibolca.

Daños al Cocibolca

Sabemos desde 1870 por los estudios mencionados, que las principales dificultades a resolver para excavar un cauce a través del Cocibolca, son en primer lugar la masiva acumulación de sedimentos en el fondo producida por la erosión secular en la cuenca de drenaje,  y en segundo la inestable y constante movilidad de esos sedimentos del fondo, que depende de las corrientes lacustres impulsadas eólicamente.  En tiempos modernos, la combinación de ambos factores constituyen  elevado riesgo de accidentes navieros,  que de ocurrir un fatídico percance que  provoque una “marea negra”,  desaparecerá toda esperanza de abastecer con agua potable a Nicaragua, exportar excedentes, de irrigar las feraces planicies de Occidente, y otras opciones para usos múltiples del Cocibolca.

Si bien la construcción del posible cauce de 30 metros de profundidad, 300 m de ancho y 90 kilómetros de longitud  que atraviese el Cocibolca desde el Río Oyate u otro cercano hasta el Río Las Lajas no constituye un problema insalvable para la tecnología actual, tampoco lo sería el obligatorio  y constante dragado de los sedimentos desplazados por las corrientes  que llegarán constantemente al álveo de dicho cauce.  Estos  trabajos a pesar de elevados costos de construcción y mantenimiento serán indispensables, de otra forma las fuerzas naturales se encargarían de azolvar dicho cauce en poco tiempo.  Otro asunto sería la necesidad de resolver la disposición y descarte de las 810 millones de toneladas de lodo arenoso resultante de la excavación inicial.

Fuentes interesadas comparan insistentemente el funcionamiento del Canal por Panamá con el ideado GCI por Nicaragua, sin mencionar que la hidrodinámica del artificial  Lago Gatún,  producto del represamiento controlado de varios ríos en una cuenca diseñada y administrada con el mismo rigor que se organizó dicho país en función del conocido canal,  es completamente distinta a la del natural y somero Cocibolca, el cual resulta particularmente vulnerable por su naturaleza, cuya cuenca degradada y erosionada durante cinco siglos, no obstante permite aún cifrar esperanzas para otros usos ambientalmente sostenibles.

Al momento seguimos sin  conocimientos actualizados del relieve o batimetría  del Cocibolca  y mucho menos de las complejas corrientes lacustres que mueven aguas y los abundantes sedimentos. Esperamos que estos temas serán capítulos detallados del estudio de factibilidad. Aunque los Grandes Lagos de Nicaragua son ejemplo de libros de texto para el tema de la formación de la notable Circulación Langmuir versión lacustre, posiblemente los proponentes desconozcan que en un día cualquiera de vientos moderados, por hidrodinámica natural el movimiento helicoidal de traslación resultante  del agua  alcanza capacidades de arrastrar millones de toneladas de lodo, lo que será una pesadilla para quien necesite operar un cauce limpio a prueba de naufragios para barcos con calado marino profundo.

Con velocidades del viento  superiores a dos metros por segundo, se inicia la formación de celdas Langmuir, que en el caso de cuerpos de agua tan someros como es el Cocibolca,  la circulación  turbulenta  alcanza el fondo y resuspende  los sedimentos,  arrastrándolos como chorros de lodo subacuáticos sumamente eficientes y capaces de rellenar el cauce del GCI.  Los diseñadores deberían considerar que esta incontrolable fuerza hidrodinámica es causa  de  inviabilidad técnica del proyecto suficiente para  suspender la excavación del cauce a través del Cocibolca.

Daños al Río San Juan

Por otra parte, las diferentes rutas planteadas para construir el Gran Canal Interoceánico desde el Caribe hasta el Océano Pacífico nicaragüense incluían hasta hace poco tiempo la histórica ruta del Río San Juan.   Si bien ha sido anunciado que la ruta diseñada por A.G.Menocal en 1885 a través de una parte del Río San Juan ha sido descartada oficialmente, esto no significa que el RSJ saldría incólume de la realización de este proyecto.

Sabemos  que el caudal del RSJ depende del nivel del agua que el Lago Cocibolca  sea capaz de mantener.   Hemos presenciado en los meses del verano este año, un fenómeno climático cuyos efectos son aún evidentes  y causantes de la disminución del nivel del agua en el Cocibolca y consecuentemente en el RSJ. El  nivel mínimo este año llegó a cuarenta centímetros debajo del nivel histórico promedio de 31.10 msnm (metros sobre el nivel del mar), causando el retiro de la costa  centenares de metros,  apareciendo extensos playones e impidiendo el tránsito de embarcaciones como los trasbordadores de Ometepe (cuyo calado es apenas de 1.4 metros), y los barcos de la Empresa Portuaria Nacional  Hilario Sánchez y Gustavo Orozco (1.6m de calado), y el 13 de Octubre (1.80m), además de lanchas artesanales.

Por esta razón y para controlar los niveles, la norteamericana Compañía Constructora del Canal de Nicaragua diseñó una represa en 1872 para construirse en Ochoa, sobre el RSJ.  Esta represa al detener el flujo del río, devolvería las aguas al Cocibolca y elevaría  su nivel hasta la altura de 33msnm, con lo que muchos barcos de la época (aunque no los oceánicos) surcarían sin problemas el Gran Lago.

Esta solución  es la misma que los diseñadores de PROMULBRITO en tiempos de Somoza ubicaron en San Isidro, y que los proponentes del reciente proyecto hidroeléctrico Brito propusieron hacer cerca de El Castillo, para conseguir el soñado caudal de  600 metros cúbicos de agua por segundo para el ahora aparentemente abortado proyecto hidroeléctrico.

No obstante,  en vista que el canal necesitaría toda el agua posible, y en función de la Ley 840, resulta indispensable represar el RSJ, no hay alternativas.  Sin esta represa,  no podría elevarse el nivel del Cocibolca hasta los 33msnm. Si recordamos que el área del Cocibolca es de 8 000Km2, elevar 1.9 m el nivel de agua desde el histórico promedio de 31.10 msnm significa nada menos que ¡ 15 200 000 m3 de agua!   El costo ambiental es que aguas abajo de la represa, el RSJ desaparecerá, convertido en un hilo de agua, hasta la confluencia cuarenta o cincuenta kilómetros río abajo donde recibe las aguas de los  ríos ticos San Carlos y Sarapiquí, escenario conocido ya que es el mismo caso del proyecto hidroeléctrico  Brito.

Con esta represa, se acaba la posibilidad de navegación a San Juan de Nicaragua, se acaba el conflicto por la carretera 1856, en suma, se acaba el RSJ, desde la represa hasta el Caribe. Nunca más tendremos tiburones, peces sierra, sábalos, ni róbalos en el Cocibolca, y poner escaleras para peces en la represa no resuelve: éstos no son salmones ni truchas.  También es previsible que haya inundación de territorios aledaños, tanto en tierras ticas como nicas.

Existen muchos canales en el mundo, aunque poquísimos son interoceánicos.  El soñado paso interoceánico que llevó a los capitanes Diego Machuca de Zuaco y Alonso Calero a encontrar la desembocadura de nuestra “Laguna Dulce” en 1539, se ha convertido hoy en una propuesta para posibilitar el rápido tránsito de un océano al otro a las embarcaciones más grandes del mundo, que no caben  por el Canal de Suez mucho menos por el futuro y ampliado Canal por Panamá, aún en obras.   Nuestro Gran Canal Interoceánico sería el más ancho y profundo del mundo, destinado al segmento especializado del mercado marítimo de supertanqueros y barcos mercantes gigantescos, capaces de mover hasta 28 mil contenedores.  Estos monstruosos leviatanes ostentan calados de 25 metros, no obstante son contradictoriamente frágiles y vulnerables, sumamente susceptibles a encallamientos en aguas someras como las de nuestro Cocibolca.

No podemos resignarnos al sacrificio del magno óvalo de jadeíta lacustre y su desaguadero, porque felizmente existen nuevas opciones para la construcción del GCI sin que atraviese el Gran Lago Cocibolca, evitándose además represar el Río San Juan.  Constituye responsabilidad de los diseñadores proponer una opción inteligente que cumpla tanto con el exhorto del Presidente Ortega, como que satisfaga las expectativas de los nicaragüenses, en salvaguarda del bien natural más valioso de Nicaragua.  El sacrificio del Gran Lago Cocibolca y del Río San Juan resultan innecesarios e injustificables, a la luz de otras opciones de desarrollo social, económico y ambiental sostenibles.

Salvador Montenegro es Director Fundador del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua (CIRA-UNAN).

salmon@cira-unan.edu.ni

No hay comentarios:

Publicar un comentario